mesiguen~

martes, 11 de enero de 2011

Se acabó lo bueno.

Ya empezó de nuevo el instituto, ya dejamos atrás una año más. Ya empieza el estrés de los exámenes y se terminan las siestas después de comer. Pero todo lo bueno tiene un final y todo lo malo tiene un principio, ¿qué se le va a hacer? Lo mejor es ir hacia delante y no estancarse, otra cosa buena está por llegar.
La verdad es que odio madrugar, ¿y quién no? Lo único que me gusta del instituto son los lunes, ¿es raro verdad? Pues no deja de ser cierto, normalmente odio todos los días de entre semana excluyendo al lunes e incluyendo al viernes. Peliagudo.
Todo se hace muy cansino, yo opino, que si no fuera obligatorio asistir a las clases iríamos más contentos, ya que estamos asistiendo por voluntad propia. Y vosotros diréis: ¡Claro, claro, entonces nadie iría!... Pues no es así, yo sí asistiría. Las personas que no irían serían las de siempre: típicos mamarrachos que lo único que hacen es molestar, fumar en el recreo y no comportarse. Y se a de decir que por culpa de éstos cuatro (aunque son más) mamarrachos las puertas de los institutos quedan totalmente cerradas a no ser que tengas 18 años. ¿Es justo? Yo creo que no... Pues he escuchado mil veces como mis mayores cuentan cómo se iban al bar de enfrente en el recreo, cómo se perdían la última hora porque al día siguiente tenían un examen importante... Y muchas cosas más. La enseñanza a ido decayendo, y cada vez será más odiosa para los que estamos en ese sector.
Que hagan algo, ¿no creen? Pues afirmo que es ser humano hace más lo que se le prohíbe que lo que se le deja hacer.

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